sábado, agosto 26, 2006

Política: Kant y la locura lopezobradorista.

Pensamiento: Política: Kant y la locura lopezobradorista.

Hemos llegado al límite.

Hemos llegado a una categoría de locura que según Kant en su Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza podía anular la libre participación en la sociedad civil del individuo afectado.

Siempre he procurado templarme ante mis pasiones políticas pero he aquí que la pasión es necesaria (nada grande se ha hecho sin la pasión atemperada), tanto como poner un “hasta aquí”, como se le pone un “estate quieto” a un niño mal portado y berrinchudo.

López Obrador sufre desde hace mucho de una locura bufonesca. Sin embargo, con la tontería (que también padece) son formas que producen desprecio pero que pueden llevar a las peores formas de demencia.

Según Kant cuando las “pulsiones de la naturaleza humana” adquieren fuerza que se convierten en enardecimientos, éstas pulsiones son los motores de la voluntad y sobrepasan en potencia el entendimiento y ocasionan desatinos.

La locura bufonesca de AMLO como todas las de este tipo (y me refiero en parte a la clasificación) proceden y reposa de dos delirios: el orgullo y la avaricia.

Su orgullo no le permite aceptar que perdió, pues se creyó o se cree sus propias mentiras, se cree indestructible lo que contrasta con todos los hechos (y ratifica el ideal homérico de que no existe nada, ni nadie invulnerable) y aún cree que es El Salvador, El Rayito de Esperanza, El Mesías, El Purificado de la Patria...

Además, retoma los clichés baratos de los verdaderos forjadores de la Patria desde Juárez (del que sabe sólo dos frases que repite hasta el hartazgo) a Hidalgo (del que explota la imagen de la Virgen de Guadalupe de forma por demás facciosa e irrespetuosa). ¡Locuras!

Su avaricia aunada a la de la horda que lo acompaña, no le permite aceptar que no tendrá el poder que soñó (porque el que ha conseguido lo ha dilapidado impunemente en contra de aquellos ilusos de buena fe que lo han apoyado).

Ha dicho que no es un ambicioso de poder, pero lo es en efecto, sus acciones así lo demuestran, eso de autoproclamarse (mediante la “asamblea democrática” que él mismo convoco) presidente, emperador, su altísima serenísima, dueño de la verdad y la democracia son hechos irrefutables. ¡Locuras!

Kant ahonda, el orgullo y la avaricia pueden ser tan potentes que convierten en lo afectados en seres muy tontos, tanto que llegan a creer que ya poseen aquello que desean con gran fuerza.

Demasiado evidente ¿verdad?

1 comentario:

Livi Jazmín dijo...

Pues evidente evidente: no. Más bien un insulto (el post) para quienes tenemos una postura crítica y dialógica pro-peje. Yo no soy kantiana, debato desde otra perspectiva, pero conozco uno con el que podrías discutir fecundamente. Se hace llamar "Alx del Futuro" y como otros tantos estudiantes de filos interesados en política se encuentra en: www.somoslosborbotones.blogspot.com