viernes, marzo 31, 2006

Ficción: Cuento: Obvio.

Ficción: Cuento: Obvio.

En algún sitio entre los parajes dilatados de la Internet y la literatura libre el escritor Alberto Chimal convoca a escribir una historia inspirada en una imagen que presenta. Tuve la oportunidad y el gusto de concursar con dos historias y ganar con una muy breve. A petición de algunos (que me estiman demasiado) aquí la presento, con un agregado que no incluí en el original... a ver que suerte corre aquí. Si ofendo a alguien con éste vituperio, perdón.

Obvio.

Soy el Dr. Distefano. Ya habíamos vuelto a la vida a Tirano Banderas en nuestra instalaciones secretas con la más alta tecnología. También a Bernarda Alba. La última pieza que nos haría los dueños del mundo en todos sus estratos era Pedro Páramo que nos entregaría la potestad sobre los muertos o los casimuertos… pero cuando trajimos su material genético en el carro de uno de sus no-hijos, de nuevo se desmorono en un montón de piedras.

ELTIRANICIDA

sábado, marzo 25, 2006

Literatura: Recomendación: El portador de la fe

Recomendación: El portador de la fe de Eusebio Ruvalcaba.

Me he encontrado con una pequeña maravilla de la literatura. O un gran despliegue de la literatura.

Debo confesar, al hacer una recomendación, que mi gusto no se deja llevar por los grandes reverberos ni por la unanimidad de las opiniones, ni siquiera por el sentido oportuno de la lectura. Me acerco a la literatura cuyo arte me impresione, me deje estremecido por la forma y el fondo, me deje pensando en una noche insondable para percibir la refulgencia de la obra entera, haciendo buen uso de mi instinto, de mi intuición...

Y he aquí que El portador de la fe de Eusebio Ruvalcaba (del cual pronto estaré hablando), me gustaría decirlo es, un prodigio. Lo que más me impresiona y me ha llevado hasta este callejón de la recomendación es, que reúne las más feroces y por eso las formas más humanas del amor, desde el amor a Dios que pasa por el castigo, por el amor al hijo que pasa por la condena, por el amor a una mujer que pasa por la libertad y la pintura, hasta el amor carnal que pasa, sin remedio, por la música, que todavía sigue siendo un misterio impenetrable.

Todo esto a través de una prosa ágil y de una poesía indeleble, todo esto a través del tiempo que mira sin ruido a la eternidad. He aquí una muestra:

Mi nombre es Konrad Brüm. Soy cristiano. Y soy hombre. Pero antepongo lo primero a lo segundo. Nací en Turingia. Y todo lo que puedo decir de mi infancia y adolescencia, así como de la inevitable madurez, está encaminado al mismo punto: la autoflagelación, columna vertebral de mi pensamiento y obra.

Mi condición de portador de la fe recorre mis huesos y nutre mi verbo. Y si ahora padezco mi destino en este encierro, se debe a la maldad de los hombres, no así Dios que en su Infinita sabiduría me conforta y me concederá Su Auxilio final.

...

Un frío pensamiento cruzó la mente de Saít Hartmann. La soledad nunca había sido para él un dispendio sino una necesidad. Porque la sabía aprovechar al máximo, como le saca el jugo a una naranja hasta dejarla hecha una cáscara. En la soledad había imaginado y construido sus mejores violines; en la soledad había evocado los momentos más notables pasados al lado de su padre.

...

Tuve que pintarla. Tuve que hacerlo, y poco me importa si muero en esta prisión. Ni el fresco ni mi vida hubieran estado completos sin ella, sus felicísimos ojos azules habrían de ser el alma de la escena; los senos enrojecidos por el dolor, el centro.

...

El cuerpo desnudo de Ina resplandecía como un objeto arrojado en el lodo. O cuando menos eso fue lo que le pareció a Ulino Torres. Para él no había nadie más alrededor; no había nada más en trono salvo su cuerpo. Era como el descubrimiento de un corazón palpitante en medio de la devastación más atroz.

Hasta aquí la muestra, adquieran, consigan, gocen de ésta filigrana, no hay riesgo, ni pierde, sólo el regodeo de leer gran literatura. Enseguida los datos:
Título: El portador de la fe.
Autor: Eusebio Ruvalcaba.
Colección: La Centena Narrativa.
Editorial: Aldus/Consejo Nacional para la Cultura y las artes.
Edición: Primera Edición en La Centena, 2005.

sábado, marzo 18, 2006

Epitafios: Moliere

Epitafio: Molière.
Aquí yace Molière, el rey de los actores.
En estos momentos hace de muerto
y de verdad que bien lo hace.
Nació como Jean-Baptiste Poquelin. Vivió y murió como Molière.
(15 de Enero de 1622 – 17 de Febrero de 1673)

Epitafios: Introducción.

Epitafios: Sobre la muerte y la vida.

Ya he hablado aquí un poco sobre la muerte, diciendo que no pienso nunca en ella salvo cuando hablo o escribo de ella filosóficamente que humildemente es, siempre. No porque me crea un filósofo sino porque sólo se puede hablar de ella así, para lograr cierta hondura.

El tema me interesa y aparece ante mí como fundamental por diversas razones entre las que cuento que es "el" problema por excelencia o el auténtico problema y porque es un tema límite, ubicado en las fronteras de la vida, la nada, el tiempo y la eternidad que por ende viene bien en éste espacio.

Al pensar en la muerte uno toma al menos dos posiciones una exterior que permite reflexionar sobre ella desde afuera, sustrayéndome de mi propio fin lo cual es reconfortante y da cierta libertad de movimiento; la otra es interna, interior, íntima la cual me hace caer en la cuenta de que seguramente moriré.

Existe tal vez una tercera que está entre una y otra moviéndose, y es la del epitafio (literalmente del griego sobre la lápida), una inscripción sobre la señal del enterramiento que el propio muerto antes vivo componía para resumir su vida o su actitud ante la muerte o que otro ser humano hacía por él. El epitafio expresa tal vez la última voz que resuena del tiempo en la eternidad, pero tal vez en la muerte no. Aunque como dice Pellicer "Canté y mi voz estremeció mi muerte", parece que el poder del epitafio es el de retar a la vida con la muerte y a la muerte con la esperanza.

De esta suerte, consignaré aquí, de vez en vez algún epitafio de algún personaje del tiempo y la eternidad que me parezca sugestivo. Espero sean bien recibidos.

Así que:
la tierra sea ligera
(terra levis sit).


*

sábado, marzo 11, 2006

Cine: Pascal, las pasiones y un clásico.

Cine: Pascal, las pasiones y un clásico del cine mundial.


Blaise Pascal (1623-1622) siempre acaba por revelarme más cosas de las que debiera, como si me confrontará a un espejo infinito donde la humanidad sin duda luce sus riquezas y miserias más profundas, dirigiéndome a mi propio ser. De ahí su calidad de genio.

En su Discurso sobre las pasiones (1652-1653) se halla sin duda una de las reflexiones sobre el amor que más me dicen, hoy al releerlas salto a mi pensamiento una imagen que es muchas imágenes a 24 cuadros por segundo. Lo que más me asombra es que ambas obras de arte, dibujen, en blanco y negro, celuloide y tinta, una perspectiva tan completa del amor y sus avatares.

Aquí comparto una suma, un cadáver clarividente, de algunos de sus pensamientos sobre el amor y la pasión que creo mejor expresan el espíritu de éste clásico formidable del cine mundial y tal vez no podría ser otro, ojalá sea una buena sorpresa o una previsión feliz.

Las almas propensas al amor piden una vida de acción que estalle en eventos nuevos. Como lo interior es movimiento, lo exterior también debe de serlo, y de esta manera de vivir es un maravilloso acercamiento a la pasión.

Cuando se ama apasionadamente, siempre se mira a la persona amada como si fuera la primera vez. Apenas se ausenta, falta en nuestro corazón... Y aunque los males sucedan a otros males, no dejamos de desear la presencia de la amada con la esperanza de sufrir menos.



Casablanca (1942)
Dirigida por
Michael Curtiz.
Estelarizada por
Humphrey Bogart (Rick Blaine)
e Ingrid Bergman (Ilsa Lund)
*

sábado, marzo 04, 2006

Partículas: Filosofía: La muerte.

Partículas: Filosofía: 12 Casi-Aforismos sobre la muerte.

He aquí algunos pensamientos sobre la muerte, quién sabe si lleguen a aforismos pero su velocidad y masa si los hacen partículas de filosofía:
  1. La muerte "es" por definición.
  2. La muerte encarna la irreversibilidad del tiempo.
  3. La muerte es el gran problema de todos los tiempos.
  4. La muerte es el único gran problema.
  5. No hay que pensar nunca en la muerte.
  6. Si se piensa en la muerte hay que hacerlo filosóficamente.
  7. Si pensamos en la muerte hay que estar preparados a llegar más desamparados ante ella.
  8. La sabiduría es la meditación de la vida y, por tanto, de la muerte.
  9. La filosofía de la muerte se piensa siempre desde fuera de los límites.
  10. La muerte se piensa al menos en dos sentidos: uno de ida y otro sin retorno.
  11. La muerte es la gran enfermedad: acaba por matar a los enfermos y a los sanos.
  12. La muerte nos hace elegir una vida intensa en vez de una eternidad aburrida.

Partículas: Brevedad: Poesía.

Partículas: Brevedad: Una Línea de Poesía.

Llegamos a un silencio que era la soledad misma.