viernes, noviembre 11, 2005

Pensamiento: Contra los "intelectuales de izquierda" (II).

Pensamiento: Contra los "intelectuales de izquierda". Totalitarismo.

Ya he advertido que esto no es una arenga en favor de un lado u otro, sino una respuesta a la prédica de los intelectualitos que atestan la aceras y cafés de Coyoacán. Y es que el totalitarismo de izquierda y el de derecha tienen muchas similitudes, tanto como que una es reflejo de la otra en el espejo y viceversa.

Una de las más preocupantes "coincidencias" es la amalgama que hacen entre el partido y el Estado, simplemente porque las elites que quieren sostener son las suyas y las elites que quieren poner en sustitución de las anteriores son las suyas... no se si contravenga al espíritu democrático, y esté diciendo un barrabasada (sinceramente creo que no)... pero nunca he visto que algún partido (sobre todo de izquierda según su discurso) que se retire de la contienda en favor de los demás partidos en un verdadero ejercicio de alternancia y no de la alternnacia de los puestos.

Al contrario... es una "derrota absoluta perder una plaza" y muchas "cabezas" han caído con éste pretexto pero detrás está sin duda la lucha por el poder.

Prosigo, la amalgama Estado-partido es en verdad intolerable cuando se llega a las instancias de las delegaciones, las colonias, los barrios, las calles... el tráfico de influencias y el temor que se siembra por el ambiente tenso entre partidarios y no de la fracción en el poder es incomoda y contraviene a la democracia misma... los derechos se vuelven favores del partido a su población, las obligaciones de los funcionarios se vuelven recomendaciones de los compañeros de partido, la corrupción crece. En las cúpulas el tráfico de influencias es todavía más terrible, escandaloso, ominoso... pasan bolsas y maletas llenas de dinero... se castiga sólo a una parte de los culpables a aquellos que han traicionado al mesias.

Pocos de estos intelectuales ven que en este totalitarismo la doctrina partidaria se convierte en una doctrina local, estatal y según sus ambiciones nacional pues no hay, en sus mismas palabras "un proyecto de nación". Pero no basta con éste terrorífico hecho, la cosa empeora cuando la doctrina es peligrosamente obsoleta, cuando se está regresando a la demagogia más grosera, al populismo que ellos mismo criticaron desgarrándose las vestiduras.

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