sábado, marzo 18, 2006

Epitafios: Introducción.

Epitafios: Sobre la muerte y la vida.

Ya he hablado aquí un poco sobre la muerte, diciendo que no pienso nunca en ella salvo cuando hablo o escribo de ella filosóficamente que humildemente es, siempre. No porque me crea un filósofo sino porque sólo se puede hablar de ella así, para lograr cierta hondura.

El tema me interesa y aparece ante mí como fundamental por diversas razones entre las que cuento que es "el" problema por excelencia o el auténtico problema y porque es un tema límite, ubicado en las fronteras de la vida, la nada, el tiempo y la eternidad que por ende viene bien en éste espacio.

Al pensar en la muerte uno toma al menos dos posiciones una exterior que permite reflexionar sobre ella desde afuera, sustrayéndome de mi propio fin lo cual es reconfortante y da cierta libertad de movimiento; la otra es interna, interior, íntima la cual me hace caer en la cuenta de que seguramente moriré.

Existe tal vez una tercera que está entre una y otra moviéndose, y es la del epitafio (literalmente del griego sobre la lápida), una inscripción sobre la señal del enterramiento que el propio muerto antes vivo componía para resumir su vida o su actitud ante la muerte o que otro ser humano hacía por él. El epitafio expresa tal vez la última voz que resuena del tiempo en la eternidad, pero tal vez en la muerte no. Aunque como dice Pellicer "Canté y mi voz estremeció mi muerte", parece que el poder del epitafio es el de retar a la vida con la muerte y a la muerte con la esperanza.

De esta suerte, consignaré aquí, de vez en vez algún epitafio de algún personaje del tiempo y la eternidad que me parezca sugestivo. Espero sean bien recibidos.

Así que:
la tierra sea ligera
(terra levis sit).


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