sábado, julio 08, 2006

Cine: El Campeón Alejandro Galindo

Cine: Alejandro Galindo, Campeón con corona.

Hay una figura cinematográfica imprescindible que se adelanto con mucho al Laberinto de la Soledad de Octavio Paz al describir esta historia sin fin de la derrota mexicana, que trágicamente parece eterna y para prueba ahí está el futbol. La figura fulgurante es la de Don Alejandro Galindo (fallecido el 14 de enero de 2006), la obra Campeón sin Corona que junto con otras de sus películas tienen asegurado un sagrario de honor en el cine mexicano.

Nacido en Monterrey, Nuevo León el 14 de enero de 1906 y adoptado por la Ciudad de México desde muy niño, Héctor Alejandro Galindo Amezcua es sin más, el padre del cine urbano, un cronista íntimo de la metrópoli. En sus películas avivó un México de desvelo, de crimen, alcohol, cabaret, caída... un México que nunca duerme de noche, activo de día, cómico y trágico, fértil a las historias de identificación popular donde los chóferes, los funcionarios, los neveros, los taqueros, los boxeadores... el ciudadano común y corriente y la nueva clase media baja es el héroe y el antihéroe de los mil problemas diarios. Con ello nos ha legado aunque sea indirectamente los binomios de Tin Tan–Martínez Solares y Pedro Infante–Isamel Rodríguez.

Él mismo logró una mancuerna ideal con David Silva para crear una de las perlas negras del cine mexicano: Campeón sin corona de 1945. Equilibrada con entrañas y sencillez es una historia emotiva y brutal sobre el triunfo de un boxeador y la caída de un hombre no en el ring sino en su vida, autocondenado a la derrota. Inspirada en la historia del púgil Rodolfo Chango El Casanova, Roberto Kid Terranova es el héroe vencido, no por el adversario, sino por lo que trae adentro, por el miedo... y a decir de un personaje cinematográfico, el miedo y el terror son enemigos poderosos.

Alejandro Galindo conformo un reparto extraordinario, además de David Silva estaban Amanda del Llano como Lupita la leal novia; el terrible Carlos López Moctezuma como el bueno del Tío Rosas, el manager que prepara al púgil para su destino; Fernando Soto Mantequilla como El Chupa el simpático second que tiene un brillo especial por contraste con la aflicción y por último y de manera estelar La Ciudad interpretada por la Lagunilla, la Arena México, los salones de baile, los billares, las taquerías, las fondas, las calles...

Campeón sin corona estrenada en el Cine Palacio en 1946 sigue siendo en proporciones una tragicomedia dolorosa, una apoteosis de la derrota, una epopeya del fracaso... pues ahí está encarnado el complejo de inferioridad del mexicano, el que tiene todo para triunfar, pero que se amilana frente al pocho Joe Conde (interpretado odiosamente por Víctor Parra) cuando le habla en inglés siendo que Terranova es mucho mejor para los golpes; ahí está la figura que no resiste la fama, el dinero y las mujeres que le inmola la efímera gloria, pues le puede aún más la decepción amorosa de la mujer fatal (Susana interpretada por Nelly Montiel) que personifica aquel mundo que quiere pero que odia y teme.

La fotografía y la habilidad técnica del maestro nos muestra aquel ambiente de golpes, fracturas, enfrentamientos cuerpo a cuerpo, entradas, ganchos, ráfagas de golpes, una naturaleza violenta engalanada por el legendario anunciante Antonio Padilla Picoro y los comentaristas el “Mago” Septién y Ramiro Gamboa el “Tío” Gamboín.

Kid Terranova saca la batalla del cuadrilátero. Su final es trágico: derrotado no en el ring sino en la vida... vaga como una sombra en el anonimato de las glorias pasadas, lejos de sus seres queridos, atestiguado el triunfo de otro boxeador que sin embargo y a decir de uno de los parroquianos que festeja aquella victoria en una cantina no es nada frente a un fantasma llamado Kid Terranova. Y sin embargo, pudo haber sido peor, éste final de la película no es el original, el manuscrito indicaba que el Kid terminaba perdido en el vicio, Galindo lo cambió a petición del productor Raúl de Anda, para dar una esperanza, la cual está representada por la madre del campeón y Lupita que lo encuentran y le piden volver a la nevería a batir la de membrillo.

Lo dicho, una obra de arte. El maestro Alejandro Galindo con Campeón sin corona hace una parábola de oro que baja y baja sobre el combatiente que pudo pero no quiso triunfar. Finalmente y aún hoy, nosotros seguimos siendo nuestro peor enemigo.

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